Los distintos avances tecnológicos en la atención sanitaria han permitido tratar de manera online a los pacientes a través de consultas virtuales, agilizar la gestión sanitaria o robotizar cirugías para reducir los tiempos de recuperación y el dolor postoperatorio. Sin embargo, uno de los retos más significativos en el ámbito sanitario es mejorar la experiencia del paciente y situarlo en el centro de las decisiones.
Precisamente este es el objetivo del design thinking, una metodología que tiene en cuenta la perspectiva del paciente y favorece su participación a lo largo del proceso asistencial.
“Con el design thinking en el ámbito sanitario se busca el máximo beneficio para el paciente y mejorar su experiencia en el ámbito sanitario”, explica Ruth Cuscó, directora gerente de ASHO, compañía líder en asesoramiento hospitalario.
Este “pensamiento de diseño” tiene en cuenta las distintas fases de atención sanitaria, desde el diagnóstico, tratamiento y seguimiento posterior del paciente, para encontrar las soluciones más eficientes y adecuadas. Algunas de las claves para apostar por el modelo de design thinking en los hospitales residen en rediseñar u ofrecer espacios que tengan en cuenta el bienestar de pacientes y acompañantes. Un ejemplo de ello sería el rediseño de los espacios destinados para niños tales como pasillos, quirófanos y salas para pruebas médicas: “se decoran con ilustraciones creativas y coloridas los pasillos, o se tematizan las salas de resonancia magnética con imágenes de naves espaciales”, afirma Cuscó.